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¿Es un dragón? Después de una hora metidos en un taxi desde Bangkok, tuvimos que frotarnos los ojos somnolientos para verlo bien. A lo lejos, sobresaliendo su cilindro rojizo entre casas y árboles, con más apariencia de parque temático que de lugar sagrado, allí estaba uno de los templos budistas más inusuales y extraños del reino: Wat Sam Phran. El Templo del Dragón.

Alejado de las principales rutas turísticas, es difícil encontrarlo en las guías y poco se sabe acerca de su misterioso origen (si bien cualquier taxista a quien uno enseña la foto del lugar lo llevará encantado, transacción comercial mediante). Se cuenta que su fundador, miembro de la secta budista Bhāvanā, después de estar durante siete días en una profunda meditación y ayuno, tuvo un sueño sobre este lugar tan extraordinario para la práctica del Dharma y (sujétame el pad thai) decidió hacerlo realidad. Se tardó solo 5 años en levantarlo y fue registrado oficialmente en 1985.

Cuando bajamos del coche, vimos que el templo está integrado en un complejo bastante grande, formado por templos más pequeños y estatuas variopintas, muchas inspiradas en el zodíaco chino: un conejo gigante, un pavo real, delfines saltarines, un barco de madera que aparece de repente de la nada, dragones y tigres por doquier. En un extremo está Wat Samphran y su dragón guardián. En el otro, una cala de tortugas que conduce a un estanque por un túnel de hormigón. En medio, una hermosa figura de un elefante blanco.

El dragón representa la fortaleza y el poder. Los antiguos chinos usaban este animal mitológico como símbolo del emperador. Sobre el color rojo, los chinos creen que trae fortuna. Para los tailandeses, en cambio, es el color del sacrificio y la unidad, mientras que los occidentales lo relacionan con el amor y la pasión.

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Cerca del edificio circular (que es, además, la morada de 108 monjes budistas) hay un interesante conjunto de tinajas custodiadas por varios pequeños dragones con diferentes cartelitos rojos. Según donde atines al lanzar una moneda dentro, se te concede una gracia: la felicidad eterna, la riqueza para toda tu familia, un trabajo exitoso o amistades para toda la vida. Por supuesto, lanzamos allí todos nuestros ahorros, por si acaso.

De camino al templo, atravesamos un sendero hecho de ladrillos, decorado con huellas de manos y pies. Los tailandeses empezaban su recorrido acercándose a las patas del dragón que rodea el edificio principal para tocarlas. Sus cinco garras representan un recordatorio simbólico de los cinco preceptos morales del budismo.

A continuación, empezamos a subir los 17 pisos del templo a través de su interior, hueco, por un túnel en espiral, que otrora fueron escaleras. Los 17 pisos representan los reinos celestiales de Brahma que uno alcanza en el más allá en función de los logros monásticos y la acumulación de karma.

Dentro hay muchas estatuas pequeñas de Buda y un ataúd donde reposa el monje del templo detrás de su construcción («Mamáááá, ¿podemos ver al muerto?») y algunas fotos del difunto. Se dice que el venerable habría pasado 38 días en este ataúd sin respirar y sin que le latiera el corazón, antes de despertar milagrosamente.

En la cima fuimos recompensados ​​con una bella vista panorámica de los arrozales y pueblos de Nakhon Pathom. También había una enorme estatua de bronce de Buda, rodeada de banderas, ante la cual se postra todo el mundo, dejando de paso alguna ofrenda. Éramos los únicos occidentales allí en ese momento, y algunos visitantes empezaron a ponerse en cola para hacerse fotos con Niña Vagabunda y Niño Vagabundo. Ellos parecían con el repentino protagonismo pero, justo cuando les iban a hacer la foto, se daban la vuelta o, en el mejor de los casos, sacaban la lengua. Todas las veces.

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En 2004, el clero budista de Wat Samphran estuvo involucrado en un escándalo sexual. Al parecer, el entonces abad, Chamlong Khonsue, con la ayuda inestimable de algunas monjas, se dedicó durante ocho años a abusar sexualmente de varias niñas de tribus de las montañas, que pasaban tiempo en el monasterio como parte de un programa del gobierno. Un tribunal lo declaró culpable de 28 cargos de violación, abuso sexual e intento de violación de niñas menores de 15 años. Fue condenado a ciento sesenta años de prisión (la pena fue a cincuenta años por el Tribunal Supremo, y en algún sitio he leído que ya está en libertad). Debido a esto, el templo estuvo cerrado al público durante algún tiempo. Lo más curioso es que, durante su detención a la espera de la sentencia judicial definitiva, los fieles continuaron visitándolo para escuchar sus sermones. Mantuvieron una fe inquebrantable en el hombre, y su convicción era tan profunda que les impedía ver otra cosa, preguntarse, por ejemplo, qué podría enseñarles un violador.

Cómo llegar

El Templo del Dragón se encuentra en Amphoe Sam Phran, provincia de Nakhon Pathom, a unos 40 kilómetros al oeste de Bangkok.

Taxi: Si no vas con un presupuesto ajustado, o con más personas, la forma más cómoda y rápida es coger un taxi. Costará entre 300 y 400 THB (entre 600 y 800 THB por medio día) desde Bangkok hasta Wat Samphran por trayecto. El estacionamiento está disponible y es gratuito en el templo.

Aunque pueden ser menos frecuentes, los taxis también están disponibles al salir de las instalaciones del templo.

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Moto: Para bolsillos ajustados, o espíritus aventureros, también se puede alquilar una moto por aproximadamente 150 THB/día.

Bus: ¿Tu madre no te deja montar en moto? Aunque no hay autobús directo a Wat Samphran, los hay en esa ruta que te dejarán bastante cerca del templo. Si viajas desde Bangkok, puedes bajar en la estación de MRT de Lak Song (en la línea azul) o en la estación BTS de Bang Wa (en la línea de color verde oscuro) y coger el autobús número 84 (AC) a Wat Samphran, que cuesta 25 THB por persona. Desde allí, un taxi te llevará hasta el templo por unos 50 THB. Esto reducirá tus gastos significativamente. Todo el viaje de ida puede tomar hasta 2 horas de tiempo.

Otra forma es tomar el autobús número 515 desde Victory Monument hasta Central Salaya Mall.

Miniván: Desde la terminal de autobuses del sur de Bangkok (Sai Tai Mai) salen minivanes que pasan cerca del templo. Hay un minibús en la ruta 88 (o consultar por otras opciones) que te dejará en Phetkasen Road, frente al Hospital Sam Phran en la carretera principal, a solo un kilómetro de las instalaciones del templo. Las minivanes, más rápidas que el autobús, tardan alrededor de 40 minutos.

Entrada y horarios

Wat Samphran está abierto de lunes a viernes de 9:00 a 17:00 horas. Los fines de semana de 6:00 a 18:00. No hay tarifa de entrada, aunque siempre se agradece la donación voluntaria que se destina al mantenimiento del lugar y de los monjes.

Aquí te dejo un mapa. De nada.

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