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El Jardín Majorelle es un punto y aparte, uno más de los muchos puntos y aparte, con los que uno se embelesa en Marrakech.

Lugar increíblemente bello, el artista expatriado francés Jacques Majorelle, allá por 1924, diseñó y enriqueció este espacio con especies procedentes de los cinco continentes: 1.800 variedades de cactus, flores tropicales, plataneras, bambúes, plantas acuáticas, hongos gigantes y 400 variedades de palmeras.

Más tarde, en 1980, Yves Saint-Laurent y su amigo Pierre Bergé lo adquirieron y restauraron.

Hoy, a quien lo visita se le queda grabada en la retina su luz, belleza, colores estridentes, naturaleza desbordante y la paz infinita que desprende. A nosotros también.

 

 

 

 

 

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